martes, 19 de marzo de 2019

Los otros santos inocentes

Los medios de comunicación se llenan de tragedias en las que los niños son asesinados, golpeados, maltratados y mutilados por sus propios padres en lo que es un total ‘sindios’.

El caso de las dos criaturas de Godella (Valencia) me pone los pelos de punta como ciudadano y me hace reflexionar sobre la dura situación de miles de infantes atrapados en familias desestructuradas, por ponerles un adjetivo suave.

No se exige un carné para ser padre. No hay cursillos, formación o garantías para que un padre o una madre se porten como es debido. Parece que dejamos todo eso a la naturaleza. Siempre he oído que la paternidad y la maternidad cambian la vida y que a partir de ahí los egoísmos se quedan al margen y uno solo piensa en dar a sus hijos lo mejor.

¿Qué tiene que suceder en la mente de una persona para que asesine a sus pequeños indefensos? ¿Qué ocurre para que las sospechas de maltrato hagan saltar las alarmas de forma regular en los hospitales? No puedo imaginar nada más alejado de la naturaleza humana que una madre matando a sus hijos, pero desgraciadamente así ha sucedido.

Parece que el caso de Godella tiene que ver con la enfermedad mental pero hay otros muchos que no tienen explicación. Creo que hemos puesto la violencia en nuestro día a día y la hemos asumido como normal. Expresamos nuestras ideas con violencia y las queremos imponer a los demás. La crispación se nos antoja ya como algo natural. Hemos desterrado la educación y el respeto al otro de nuestro día a día. El cine es una exaltación de la brutalidad con películas en la que la venganza es el verdadero leit motiv.

Sin olvidar a las parejas se separan y utilizan a los hijos como arma arrojadiza, viviendo estos un verdadero infierno, como verdaderos santos inocentes de un mundo que nosotros mismos estamos convirtiendo en imposible de vivir. Refrán: ¿Dónde tiene mi niño lo feo? ¡Qué no lo veo!