martes, 17 de mayo de 2016

Tomita, el genio de los sintetizadores


El padre de la música electrónica murió la semana pasada en Tokio. Cuando se habla de un músico desaparecido nuestra mente trata de buscar en sus recovecos algunas de sus melodías, incluso más que la propia imagen del artista. A Isao Tomita , fallecido a los 84 años en Tokio, lo recuerdo principalmente por su inolvidable versión del Arabesque número 1 de Claude Debussy . ¿La recuerdan? Era la sintonía del programa de Televisión Española 'Planeta imaginario' y parecía invocar a los mismísimos espíritus. Tomita fue el primero en utilizar de forma generalizada los sintetizadores que construía Robert Moog. En las fotografías aparece siempre ante una pared llena de conexiones, cables y potenciómetros. Eran otros tiempos. Los sintetizadores eran analógicos y ocupaban habitaciones enteras. Ahora toda esa parafernalia cabe en cualquier programa de generación de sonidos midi, incluso en nuestro teléfono móvil.
Tomita, siempre con una gran mata de pelo y tras grandes gafas, es uno de los impulsores de la música electrónica y su trabajo
'Snowflakes are Dancing' está en la cima de este género. En él se recoge su versión del Claro de Luna que le llevó a tener cuatro nominaciones a los Grammy.
Compuso obras para series de televisión, para el mundo del manga animado, así como para películas. Sentía especial fascinación por el trabajo de Wendy Carlos en La naranja mecánica.
La muerte le ha sorprendido trabajando para su nuevo trabajo denominado Dr. Coppelius. Antes había fascinado al público con la publicación de un álbum en el que la cantante era virtual, simplemente no existía. La voz de Hatsune Miku se generaba por ordenador y solo un experto podría distinguirla de una voz natural. Los reconocimientos Isao que atesoraba eran innumerables, aunque entre todos destaca la Orden del Sol Naciente con Rayos Dorados, que se concede a aquellos que han acercado la sociedad japonesa a otros países. Isao Tomita deja un hueco que en este caladero de 'música bacalao' parece imposible de llenar. Refrán: Oídos que bien oyen, consejos encierran.