martes, 18 de febrero de 2020

Los Secretos, la cara B que es un éxito

Los Secretos han cantado como nadie a la cara B de la vida. Los milenials no lo saben, pero cuando los discos se hacían en vinilo, en la cara A había un tema por el que apostaba la discográfica y se pinchaba en las radios, y en la B otro quizá menos movido y atractivo. La vida tiene una cara B, de tristeza y oficina, de bocadillo envuelto en papel de plata y servicio de guardia a la que Los Secretos han sabido poner banda sonora con maestría. Incluso podría decirse que la trayectoria del grupo es también heredera de esa atmósfera looser que destilan sus canciones, con pérdidas irreparables en su formación y distintos temporales en su historia.

La actuación el pasado viernes, día de esa especie al borde de la extinción que son los enamorados, Los Secretos presentaban un nuevo trabajo que nada tiene que envidiar a aquellos discos de los ochenta. Quizá todo más medido y formal, pero con un sonido impecable, difícil de encontrar en las bandas de pop actuales, si es que existen. ¡Qué ir y venir de guitarras sobre el escenario! Las cambiaban en cada canción.

Ahora cantan a un paraíso al que quieren llegar por la puerta de atrás. El problema de ser una banda sólida y con tanta trayectoria es que los himnos pesan más que las canciones últimas y el auditorio las espera como si esas bocanadas de nostalgia ochentera dieran la vida. ¿Quién no se ha sentido alguna vez perdedor en el amor? Ellos han puesto letra y música a la derrota que todos hemos experimentado alguna vez. Y lo han hecho sin artificios, con virtuosismo a la guitarra, que derrocharon en el escenario de Cáceres. Además, el público les quiere. Lo demostró con creces bailando sus canciones, jaleándolos, y recordando la nacencia garrovillana de su teclista desde el anfiteatro. Si una cosa quedó clara es que Los Secretos tienen cuerda para rato, mientras sigamos escribiendo los nombres de nuestro desamor sobre vidrios mojados y buscando los paraísos perdidos de la adolescencia. Refrán: A hombre hablador e indiscreto no confíes tu secreto.