martes, 2 de septiembre de 2014

Adiós a Iyengar, el gran maestro de yoga

Nos ha dejado hace poco Bellur Krishnamachar Sundararaja Iyengar , el gurú y padre espiritual de millones de practicantes del yoga en occidente. Una de sus frases lapidarias es "Vive felizmente y muere majestuosamente". Así ha debido de suceder con él, puesto que ha fallecido a los 95 años. Quién lo diría de Iyengar, que cuando nació nadie daba una rupia por él. Estaba debilitado por la gripe y era huérfano. Padeció malaria, tuberculosis, fiebre tifoidea y malnutrición. Sin embargo, gracias a su cuñado yogi consiguió fortalecerse practicando las 'asanas', unas posturas que inciden en la precisión y alienación del cuerpo. Este maestro ha muerto en Pune, la ciudad a la que se trasladó en 1937 para enseñar yoga. La dimensión internacional de sus enseñanzas llegó gracias a uno de sus alumnos más famosos, el violinista ruso Yehudi Menuhin , quien le llevó por Europa para divulgar sus conocimientos. Existen grabaciones de las proezas posturales de Iyengar, quien escribió la llamada 'Biblia del yoga' que ha sido traducida a todo el mundo, así como otros 13 libros sobre el tema. El Gobierno indio le condecoró con los más altos reconocimientos. El yoga es una ciencia milenaria que tiene su origen en unos textos hindúes del 1.500 antes de Cristo y que están en los cimientos de la religión hindú. Nos deja un maestro y es de justicia darle un adiós majestuoso. ¡Cuán faltos estamos de guías como Iyengar! Serán necesarios siglos para que nazca otro yogi como él. Refrán: "El yoga nos enseña a curar lo que necesita ser superado y a superar lo no puede ser curado" (Iyengar).