martes, 27 de noviembre de 2007

UN JUEGO DE PALABRAS DE AMOR

Palabras para vivir. Palabras para morir. Palabra de honor. Es mi última palabra. Todo fueron buenas palabras. La Palabra se hizo carne y habitó entre nosotros. Te doy mi palabra. Ultimas palabras. Primeros balbuceos. Me dejó con la palabra en la boca. Era una bruja de la palabra. Divinas palabras. Ni un mal gesto, ni una buena palabra. No me dijo ni cuatro palabras. Soy hombre de pocas palabras. La mujer tenía facilidad de palabra. Por suerte, tengo una gran familia de palabras. Creo que faltó a su palabra. Pero ella tomó la palabra y habló. No se atrevió a replicar. Eran palabras mayores. Pero después lo que contó eran las últimas palabras del Credo y no tenía importancia. Había --sin apenas darse cuenta-- torcido sus palabras. Sí, él era tan falso que vendía hasta su palabra. Ella empeñó su palabra para llegar a su corazón. Mar de palabras donde perderse contigo. Palabras al oído. Versos que van contra las palabras. Tuvimos, entonces, unas palabras. Y entonces volvieron las palabras al cuerpo. Eran palabras dulces, suaves. Ante tanta palabrería, los amantes se hicieron un nudo de palabras. Y las palabras se trababan en la boca, ante tanto beso. Empezaron las palabras gruesas. Pero esas palabras les gustaron. En dos palabras: se amaron después sin decir palabra. No se dieron cuenta de que todo era un juego... de palabras. Entonces él grito: "Te amo". Y ella dijo: "Son sólo palabras". "Te quiero, palabra", respondió él. "Esto lo soluciono yo en pocas palabras", añadió. Palabras de amor. Juego de palabras. Refrán: Para que tu mente se abra deja que entren las palabras".