martes, 8 de diciembre de 2020

Belén, el milagro familiar anual

Las figuras del Belén, del Nacimiento de toda la vida, son, por derecho propio, parte del patrimonio sentimental de una familia. Hoy mismo he montado mi misterio en mi apartamento del populoso barrio de Nuevo Cáceres y quisiera reivindicar su alto valor educativo, especialmente en estos difíciles tiempos.

El Belén de mi familia en Sevilla está compuesto por piezas que han crecido a lo largo de generaciones.

Las hay adquiridas por mis abuelos, por mis padres cuando eran niños y por mis tíos, que ya no pueden contemplarlo. En la base de algunas se lee ‘25 pesetas’ escrito a tinta. Y ya se asoman alambres donde en tiempos hubo barro, en la pierna de algún pastor, hay herrumbre en la fragua, y algún camello, como en el gran poema de Gloria Fuertes, está cojo. Cuando lo contemplo veo el gran regalo de Reyes que los que ya no están nos hacen todos los años. Este 2020, con más sillas vacías en Nochebuena que nunca, el Belén hará el milagro de que los ausentes estén presentes. Sé que mi padre y hermanos lo contemplarán un año más y aunque yo no pueda estar allí con ellos por razones conocidas por todos, de alguna manera lo estaré en algunas de esas piezas.

Y también este Belén es un trasunto de lo que está sucediendo muy cerca, con los más humildes sufriendo, con el panadero pasándolo mal, con el ganadero asfixiado por la economía, con el albañil con la paleta reseca, con la pastora lavando en su río de papel de plata pensando en el futuro que se nos escapa como el agua.

¡Cuántos autónomos, empresarios y trabajadores pasando fatiguitas! Ese es el Belén que nos han montado a nuestro pesar . Todos a la espera de un milagro que esperemos venga en forma de vacuna. Así que cuando alguien denoste el Belén recuérdenle que está cometiendo un gravísimo error. Refrán: La Navidad, mejor en casa y cerca de la brasa.