miércoles, 6 de abril de 2016

Jorge Javier Vázquez: ni excelente ni auténtico

El consejo regulador de una denominación de origen extremeña ha decidido dar un premio por su "excelencia y autenticidad" a Jorge Javier Vázquez --a quien me niego a calificar de periodista-- porque consideran que esas dos cualidades que otorgan al presentador son las mismas que las del producto que amparan y defienden. No dudo de la buena voluntad de quienes han tomado la fatal decisión. Sin duda lo hacen por la difusión mediática que van a conseguir, pero este efímero rédito es un craso error. Primero porque Vázquez --máximo exponente de la llamada 'telebasura', la programación de peor calidad-- no es excelente. Y tampoco tiene nada de auténtico un señor que todas las tardes del año se encarga de sacar trapos sucios y airear cotilleos de toda España. Este --como ya sabemos-- es un país de porteras. Y él el auténtico ventilador de toda la porquería que se genera en su cadena de televisión.

Por supuesto que llena teatros, pulveriza datos de audiencia y convierte en dinero todo lo que toca, pero no nos engañemos, Vázquez no es un referente de nada positivo, ni bueno.

Y no es la primera vez que el marchamo de calidad yerra en su política de comunicación. En julio de 2013 tuvo que retirar un vídeo promocional por sexista, ya que utilizaba el cuerpo de la mujer como reclamo y objeto de deseo. Entonces pidieron disculpas.


Es una pena que en aras a tener publicidad se tenga que recurrir a este famoseo de sala de estar. Lo malo es que revela que quienes han elegido a este personaje como estandarte no consideran que lo que hace es nocivo. Vázquez en una entrevista que le hizo Risto Mejide en su famoso sillón Chester se defiende diciendo que hace 'Fast TV', algo así como 'televisión rápida', en semejanza con la restauración de este tipo. En cualquier caso solo hay que dar un vistazo a las redes sociales para ver cómo ha sentado al ciudadano normal este reconocimiento. Están todos que trinan. Refrán: Algunas personas figuran en los titulares de la prensa, pero son otras las que escriben la historia (Phillip Elmer de Witt).