martes, 29 de noviembre de 2022

Fútbol, la mejor anestesia mental

 Fútbol, la mejor anestesia mental

Los palcos de honor están repletos de sátrapas sentados en unas gradas erigidas a costa de muchas vidas humanas

A pesar de no tener ninguna afición futbolística estos días estoy seducido por el Mundial de Qatar. No sé si en eso tiene que ver que físicamente trabaje en la redacción junto a la sección de Deportes, pero me temo que no. Además, hay términos especializados futbolísticos que ya no entiendo. Tengo que ponerme al día. Por ejemplo, no sé muy bien que es un ‘carrilero’, un ‘palo corto’ o un ‘falso nueve’. Ni comprendo que se paguen esas cantidades astronómicas por fichar a un jugador. A pesar de todo eso, y porque que este mundial es más interesante informativamente por causas extradeportivas, he visto los partidos de nuestra selección .

Reconozco que caigo en la trampa, en el ruido de fondo periodístico inherente a un mundial de fútbol, casi tan ensordecedor como el de una vuvuzela. Es difícil no dejarse seducir por ese espejismo de sentirse el 'jugador número 12' de la Roja, de creerse en una distorsión cognitiva generalizada y pensar que estoy en el campo luchando por cada balón. El fútbol funciona como un lenitivo muy eficaz ante tanta guerra, tanta violencia en todos los ámbitos, tanto político nefasto, tanta inflación y tanto mangante suelto. Los palcos de honor están repletos de sátrapas y dictadores sentados en una gradas levantadas a base de la muerte de miles de obreros, pero no pasa nada. La anestesia futbolera adormece nuestras mentes.

Es curioso como un no aficionado al fútbol puede verse sustraído por veintidós tipos en pantalón corto que cobran millonadas dando patadas a un balón ante una masa enfebrecida. Personalmente, me merecen más respeto los investigadores, los currelas que se suben a andamios, los que se juegan el tipo cada día, madrugón tras madrugón, y no son portada de los medios de comunicación. Pero, imposible, la emoción de los goles, las rivalidades atávicas y las ganas de revivir el gol de Marcelino a Rusia o el Waka Waka de Shakira me pueden. Lo dicho, no me gusta el fútbol. Es el ‘pan y circo’ actual. Y bueno, si gana España, ya es el auténtico despiporre.

martes, 22 de noviembre de 2022

Robe, fin de gira a fuego lento

El artista placentino cerró su gira ante 16.000 personas con el cartel de ‘todo vendido’


Pocos artistas pueden hacer gala de haber completado una gira tan redonda, tan aplaudida y tan deseada como el placentino Robe Iniesta. Este fin de semana, ante 16.000 personas, ‘Mayéutica’ se despedía en el WiZink Center de Madrid con el cartel de ‘todo vendido’ y una expectación inusitada entre los amantes de la música de calidad.

Sí, entre tanta invasión de trap, reggaetón, y armonías guisadas por productores ávidos de ganancias inmediatas, un extremeño, un veterano de la música rock se ha reinventado –palabra muy de moda- para pasar página con Extremoduro y generar un lenguaje propio, con una superbanda de músicos extremeños. El éxito de Robe Iniesta se debe a un proyecto musical meditado, pensado y diseñado con talento extremeño. Ya quisieran muchas estrellas yanquis contar con el buen hacer de Lorenzo González (voz y guitarras), Woody Amores (guitarra solista) Carlitos Pérez (violín), Álvaro Rodríguez Barroso (teclados), David Lerman (bajo y vientos).

Robe es un caso único de talento natural rockero que con el tiempo se ha ido decantando hacía un sonido más sinfónico, con letras muy cuidadas y atmósferas como Mayéutica, su disco de 43 minutos sin pausas entre sus seis canciones. Otro de los grandes aciertos de este artista con mayúsculas es que ha sabido dar el relevo generacional a sus fans. En sus conciertos se ven padres con hijos disfrutando al unísono.

Siempre transgresor, tuvo palabras en el concierto de despedida en las que se entrevé una crítica política: «En esta ciudad hay una libertad de la ostia y tenemos que acabar a las once y media por cojones». Lo cierto es que hay Robe Iniesta para rato, que ahora se abre un paréntesis para la composición y el estudio de grabación. Y es extremeño, si fuera de cualquier otra comunidad tendría estatuas por las calles. Tenemos la suerte de tener un artista de dimensiones únicas, con sus luces y sombras, pero de primer nivel. Va siendo hora de sentirnos orgullosos de lo nuestro.

miércoles, 2 de noviembre de 2022

El milagro de Albalá

La Feria de Albalá es un verdadero milagro. Mientras otros certámenes ganaderos languidecen o se estancan, este pequeño municipio de apenas 400 habitantes se ha convertido en un espacio de referencia para los que realmente quieren adquirir animales escogidos. Hace menos de un lustro que se convirtió en Feria Nacional, lo que no es moco de pavo, y este año ha incorporado el ovino a la exposición. Estuve este sábado pasado en Albalá y había más calidad y cantidad de charolés y limusín que en otras ferias que tienen rango internacional. Hablé con los ganaderos, que estaban, en la mayoría de los casos, contentos con su presencia. Los concursos morfológicos de animales domados tienen una gran vistosidad y las naves están muy bien acondicionadas para la exhibición y alimentación de las reses. Y lo que es más importante: se hizo negocio, algo que a estas alturas de la película y con la que está cayendo parece inaudito.

¿Cómo se ha conseguido esto? Sin duda la responsabilidad es de los ganaderos que eligen ir a Albalá en este momento, perfecto para la cubrición y venta de sementales. Pero no sería justo decir esto sin añadir que el empeño del consistorio, adecentando y acondicionando instalaciones, tiene mucho que ver en estos buenos resultados. Conocida es la bonhomía del alcalde Juan Rodríguez, que ha encontrado en vacas y caballos un motor de desarrollo local. Se desvive por su pueblo y al final eso se nota. 

A la Feria Nacional de Ganado de Albalá aún le queda mucho por crecer. La estabulación del ovino en los boxes de caballos de esta edición se ve provisional y quizá habría que robustecer el programa de jornadas técnicas con temas de actualidad candente del sector. Aún así la Feria de Albalá, sin folclore, sin jarana y artificios, es ya una de los mejores encuentros ganaderos de la región por la excelencia de sus animales. Nada más. Y nada menos.