martes, 26 de junio de 2012

Camisetas de La Roja


¿Por qué los ciudadanos nos ponemos camisetas de la Selección Española de Fútbol estos días? No me digan que es por apoyo a nuestro combinado en la Eurocopa. Puedo entenderlo el día del partido, pero es que hasta cuando no juega me topo en la cola del pescado o del pan a un señor o señora con la camiseta de 'La Roja'. ¿Es que juegan al fútbol ellos también? La mayoría de las veces, por su edad, parece que no, pero ellos se sienten como si verdaderamente saltaran al terreno de juego y sudaran la camiseta. De hecho los que se la ponen, se la ponen todos los días y espero que tengan varias mudas. Tras ver las reacciones a toro pasado cuando finaliza un partido se diría que el concurso de estos 'encamisados' habría sido esencial para el éxito de la Selección.


--Es que el error ha sido jugar con un falso 9 y sacar tarde a Torres.


--Es que hacemos bien el 'tiqui-taca' pero fallamos en el tiro a puerta.


A veces creo que el único cuerdo en toda esta historia es el seleccionador nacional san Vicente del Bosque , el único que no está aturdido por tanto halago tras ser campeones del mundo. Piensa que hemos pasado muy rápido de pobres a ricos en esto de las competiciones internacionales y que no hay rival fácil. Perfecto. Si esto se hubiera aplicado a la crisis otro gallo nos hubiera cantado. Pasamos muy rápido a una abundancia económica que se ha disipado con la rapidez que estalla una burbuja inmobiliaria. Yo, de momento, también me pongo la camiseta de 'La Roja' a pesar de no entender de fútbol ni de haber pegado una patada a un balón desde hace décadas. Ahora hasta me la pongo de pijama. Y es que en estos tiempos difíciles hay que agarrarse a los sueños. Refrán: No paran, no paran, de meterse en camisas de once varas.

martes, 19 de junio de 2012

Un asesino respetuoso



Las decisiones de los jueces y jurados populares cada vez me resultan más enigmáticas. Especialmente curiosa es la reciente sentencia de un jurado popular que ha condenado al sevillano Antonio Gordillo por la muerte de una profesora norteamericana, Laura Cerna , a la que descuartizó y después arrojó su cuerpo al Guadalquivir. A semejante pieza le han absuelto del delito de profanación de cadáveres, pues entienden que al descuartizarla el objetivo no era "faltar al respeto debido a la memoria de los muertos", sino evitar ser descubierto.

O sea que te emborracho, te drogo, te niegas a tener relaciones y por eso te apuñalo en el corazón y te desmiembro pero no te falto al respeto. Madre mía. Por eso de los términos legales también se ha determinado que hubo alevosía pero no ensañamiento. Solo fueron 5 puñaladas en el corazón de nada, sin saña. De su comportamiento con esta mujer se deduce que tuvo una conducta especialmente inhumana. Le han caído 20 años de cárcel por su barbarie.

Recuerdo cuando Pedro Pacheco dijo aquello de que "la Justicia es un cachondeo" y se formó un gran revuelo. Es cierto que nos lo suele parecer cuando no se pone de nuestra parte o la sentencia nos perjudica. No obstante, como no somos expertos algunos recovecos legales nos resultan inexplicables.

Impartir Justicia es difícil. Dar a cada uno lo suyo lo es. Pero, a veces, uno tiene la sensación de que los jueces están muy alejados de la sociedad y de su evolución. Parece que simplemente se dedican a aplicar la ley sin la menor sensibilidad social y están siempre de parte del delincuente. Y si no que se lo pregunten a 'El Cuco'. Refrán: Cuando un hombre pide justicia es que quiere que le den la razón .

martes, 12 de junio de 2012

Evocación


Siempre me han fascinado las cualidades innatas para las artes que permanecen latentes en los seres humanos y que afloran cuando queremos dar lo mejor de nosotros mismos. Es lo que he visto este fin de semana en Garrovillas de Alconétar, mi segunda patria --chica o grande según se mire-- donde la que los vecinos han recordado cómo se vivía a finales del siglo XVII. Ninguno de los actores era profesional del teatro, pero las ganas de rendir homenaje al pueblo donde viven, les llevaron a encarnar, con bastante soltura, distintos personajes en una larga representación que se desarrolló a lo largo de más de diez escenas. El marco de la evocación fueron la plaza Mayor que da fama a la localidad y que ahora lucha por ser Bien de Interés Cultural. Los resultados no tuvieron nada que envidiar a muchos montajes que tienen el marchamo de profesionales. Falló la organización del público, que tenía que desplazarse y colocarse en un sitio distinto en cada escena y todos somos tan egoístas que queremos estar siempre en primera línea. Pero detrás de ese día han culminado grandes esfuerzos por parte de los ciudadanos, que gracias a la magia del teatro pasan de ser carteros a clérigos o 'aguaores', o de médicos a maestros o cómicos de la legua. Ciegos trotamundos, alguaciles, patronas de posadas insalubres, curas, nobles, soldados, monjas... Todos estos personajes divirtieron al público y han salido de la imaginación de quienes se han pasado la vida estudiando los legajos y la historia de la localidad. Estoy seguro que no se va a quedar esto solo en un día y que se va a repetir y perfeccionar. A veces la solución para dar 'vidilla' a un pueblo está dentro de nosotros mismos, que nos crecemos cuando nos tocan la fibra sensible. Refrán: En cada villa, su maravilla.

martes, 5 de junio de 2012

La ola humana

El sábado, en el recinto ferial de Cáceres, sobre las dos de la madrugada, vi una auténtica ola humana. Decenas de hombres de color salían huyendo de la policía local con sus hatillos a cuestas. Eran manteros que habían estado toda la jornada vendiendo en la calle central, frente a la noria. Las fuerzas del orden les seguían mientras ellos corrían y se perdían tras los puestos. Es cierto que están realizando una actividad ilegal, la venta de mercancía supuestamente falsificada. Y es verdad que los puestos legales pagan tasas e impuestos, pero creo que ellos son solo el último eslabón de una cadena de explotación del hombre por el hombre, que en estos momentos de crisis se me hace mucho más dolorosa e inhumana. La imagen de los manteros huyendo por el ferial en una especie de cacería no me gusta. Sé que en algunas playas se hace la vista gorda con estas personas que tratan de sobrevivir de las migajas de los demás. Si nosotros estamos mal, imagínense ellos, que han tenido que abandonar su país en el Africa profunda para malvivir vendiendo la mercancía de alguien que no está pasando frío en la feria y que seguro que se lo lleva calentito. Contra los señores de las furgonetas que tienen en una nave industrial perdida a un montón de seres humanos a 30 céntimos la pieza hay que ir con órdenes de arresto. Estos chicos y chicas que vienen a la feria a vender cuatro bolsos y tres calzoncillos para que algunos se hagan la ilusión de llevar ropa de marca son santos inocentes, 'morrallita' de esta crisis de valores y de humanidad total que nos aplasta. Refrán: La miseria pronto alcanza, a quien despacito avanza.