martes, 20 de mayo de 2014

Dos tontos muy tontos

Rafael Alberti tituló un poemario suyo Yo era un tonto y lo que he visto me ha hecho dos tontos , en un homenaje al cine. Siempre he sostenido que la realidad supera la ficción. Después de lo que ha sucedido en Kémerovo, al sur de Siberia, ya no tengo ninguna duda. Dos vecinos de un pueblo siberiano se han cortado una oreja cada uno para pagar una apuesta. Al parecer durante una fiesta en el domicilio de uno de ellos decidieron medir fuerzas con un pulso. Antes del pulso convinieron que el perdedor se cortaría una oreja. ¡Qué feliz idea, imitar a Van Gogh! Imagino que en estos tiempos de penuria como no tenían dinero que jugarse decidieron recurrir a un crédito tipo El Mercader de Venecia . Cuando acabó la prueba, el perdedor impugnó la victoria de su oponente, tras lo que empezó una discusión. El pulso volvió a repetirse, ganando quien había perdido en la que podríamos denominar 'primera vuelta'. Ambos, tras una larga deliberación, decidieron cortarse una oreja cada uno, puesto que habían empatado. Según la policía, uno se cortó totalmente la oreja mientras que otro lo hizo a la mitad. Y es que hasta entre los tontos hay diversos grados de estulticia. Esto me recuerda a un capítulo de El español y los siete pecados capitales , de Fernando Díaz-Plaja, concretamente el referente a la envidia. Un rey decide darle a uno de sus nobles todo lo que le pida, pero le advierte de que le dará el doble a un noble rival. El primero --que podía haber pedido riquezas-- decide cortarse una pierna y sacarse un ojo para así dejar ciego y tullido a su oponente. Así somos, qué le vamos a hacer. Refrán: La envidia es serpiente que al que la abriga le muerde.