martes, 4 de diciembre de 2012

¿Qué hago con la mula y el buey del Belén?


Todos los puentes de la Constitución me acuerdo de que hay que poner el belén. Ahora tras el libro de Benedicto XVI 'La infancia de Jesús' ya no sé si hay que eliminar a la mula y el buey del misterio. Según el Papa no hubo animales en el pesebre en el momento del nacimiento de Jesús . La infalibilidad es una de las atribuciones de los Papas, así que no puede ponerse en duda la afirmación. A mí, personalmente, nunca me han molestado y de hecho en mucha de la iconografía se representa al niño calentado únicamente por el aliento de las bestias. Todo este lío de la mula y el buey procede de la lectura de los evangelios apócrifos, que son aquellos que la Iglesia no determinó como verdaderos. De ellos procede la tradición de los Reyes Magos con nombres concretos. Realmente solo se sabe que eran unos sabios que, siguiendo una estrella, entregaron al niño oro, incienso y mirra. Ahora el Santo Padre cree que vinieron de Andalucía. Arsa la guasa. Y ahora la estrella es, al parecer, una supernova. Madre mía, qué lío. Eso sí, la moda de los belenes gays con dos sanjosés me parece fuera de toda lógica. Fue san Francisco de Asís, aquel santo que veía hasta en la luna un hermano, quien hizo en 1223 una representación del nacimiento de Cristo en Creccio (Italia) incluyendo estos animales. En Andalucía y me consta que también en Badajoz hay una gran tradición belenista. Creo que no hay que ser talibanes en este aspecto ni buscar el aspecto catequético de forma estricta. Dios va a nacer y lo va a hacer por los pobres, los enfermos y los desfavorecidos del mundo. Nació de la forma más humilde posible y eso es lo único que debería importarnos a todos, ahora más que nunca. Refrán: Pontificar sobre el mal y el bien es meterse en un gran belén .