martes, 31 de mayo de 2022

Exaltación de los sentidos

 Exaltación de los sentidos

Tenemos auténticos tesoros en iglesias y ermitas de nuestros pueblos. Están todo el año esperando nuestra visita

Pocas veces una exposición ha despertado tanto mi curiosidad y mi interés como esta última edición de Las Edades del Hombre en Plasencia. Y en pocas ocasiones puedo decir que una muestra ha superado con creces las expectativas que me habría creado. No solo por la excelente organización, sino porque cada sala está pensada al milímetro . Solo decir que estuve dos horas y media recorriendo Las Edades del Hombre y se me hizo corto. 


El sistema de las audioguías que se te descargan en el móvil es muy cómodo, aunque quizá la duración de los audios es extensa. No se hace pesado el recorrido y hay esculturas, documentos, libros, planos, mapas, tablas y cuadros cuya valía artística e histórica se te revela a poco que los contemples. Las Edades del Hombre entra también por el olfato y el olor a cedro se ha manejado como elemento expositivo. Lo que más me gusta es que no hay obras estrella: todo tiene su razón de estar expuesto. Efectivamente, la firma del artista tiene su peso, pero junto a los trabajos de José de Mera, Luis de Morales, El Greco o Zurbarán, hay auténticas maravillas, muchas de autores anónimos. Así en la sala donde se encuentra un gran retablo y otras obras de Luis de Morales, con esas pinceladas que tocan el corazón, hay otras más modestas, como una huida a Egipto, anónima, que se encuentra habitualmente en la iglesia de Santa María de Garrovillas de Alconétar. La había echado en falta hacía unas semanas y este sábado fue una alegría verla en aquel sanctasanctórum del arte en que se ha convertido la catedral de Plasencia. Me fijé en la profusión de obras de pequeños municipios extremeños con las que se conforma la expo. Tenemos auténticos tesoros en las pequeñas iglesias y ermitas de nuestros pueblos extremeños. Están todo el año esperando nuestra visita, aunque durante unos meses haya la oportunidad de ver muchas unidas por un hilo conductor. Vayan a ver Transitus. No saldrán defraudados. 

martes, 24 de mayo de 2022

Llegaron de noche (como siempre)

Lucía Barrera vive todavía un calvario por no querer cambiar su versión sobre el asesinato a sangre fría que contempló en 1989

En estos momentos en los que el hedor de la guerra se ha generalizado y la muerte de las libertades está al orden del día, el tema de la defensa de la verdad tiene más vigencia que nunca. Nos lo recuerda una película muy reciente, Llegaron de noche, dirigida por Imanol Uribe, que cuenta el drama de Lucía Barrera de Cerna, una empleada de hogar cuyo único error fue ser testigo de la masacre de unos jesuitas en El Salvador. Se trata de uno de esos momentos oscuros de la historia del mundo donde todo se conjura para acabar con la voz inocente de Ignacio Ellacuría, Ignacio Martín-Baro, Segundo Montes, Juan Ramón Moreno, Amando López, Joaquín López, Elba Ramos y Celina Ramos, la mayoría sacerdotes jesuitas o trabajadores de la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas (UCA). Fue hace ya más de treinta años, pero no quiero olvidarme de ellos.

Lucía vivió –y vive- un auténtico calvario por saber la verdad y no querer cambiar su versión sobre el asesinato a sangre fría que contempló aquella madrugada de 1989. Los norteamericanos se la llevaron junto a su marido a EEUU y le perdonaron la vida. A cambio pretendían que no señalara al gobierno yanqui, que estaba detrás del crimen de unos profesores cuyo único pecado era defender los derechos de los desfavorecidos en un continente en el que se violan de forma sistemática con el beneplácito imperialista. Entonces el país estaba en una guerra civil en la que Ellacuría pedía diálogo entre Gobierno y guerrilla. La universidad de la que era rector se consideraba entonces como un «nido de comunistas». El batallón Atlacatl entrenado por la CIA se encargó de uno de los más cobardes crímenes de la historia. La Audiencia Nacional condenó en 2020 a más de 133 años de prisión por «cinco asesinatos terroristas» a Inocente Orlando Montano. Mi terrible sospecha es que quienes dieron la orden se fueron, como siempre, de rositas. 

martes, 17 de mayo de 2022

Geopolítica y 'chanelazo'

 Geopolítica y ‘chanelazo’


Eurovisión es un concurso de canciones en el que lo menos importante son los temas e intérpretes. Además, es la pesadilla para cualquier realizador. El programa parece un día sin pan, hay decenas de conexiones por satélite, infografías en directo, cada participante requiere de un concreto seguimiento de cámara y efectos, hay hasta fuegos de artificio reales… Sin embargo, el megaespectáculo se ha convertido, a mi juicio, en un ejercicio de geopolítica ante una audiencia planetaria.

Las votaciones de los países participantes no son en realidad fruto de un juicio sincero, sino que se mueven por oscuros intereses. Uno de ellos es la proximidad, los países cercanos se votan entre ellos. También hay una política de bloques, pues está claro que los países del Este tienen una especie de entente. Después hay un grupo que podríamos llamar el ‘top five’ (Italia, Francia, España, Alemania y Reino Unido), algo así como los ‘mírame y no me toques’ del certamen. Finalmente, hay un nuevo criterio, que ha sido el vencedor este año, el de la compasión, que ha dado el triunfo a Ucrania.

Es indudable la excelente interpretación de Chanel, con un show propio de Beyoncé o de Jennifer López, y su bronce más que merecido. Eso es indiscutible. La letra, personalmente, me parece un pestiño en jerga pandillera y creo que no aguanta un mínimo análisis. Siento que tengamos que ser abducidos por la música yanqui y lamento el tufo a amaño del Benidorm Fest que justificó la elección de la artista.

Hoy hay sombras de duda también sobre la votación internacional del pasado sábado. Y es que el voto telefónico, a 2 euros más IVA, significa muchísimo dinero a la organización. Lo dicho, la música es lo menos importante, lo que vale es el parné. Dinero y solo dinero. Nada de fraternidad, ni de naciones unidas por la cultura, aquí la pasta es la que manda. 

martes, 10 de mayo de 2022

La ciudad recobrada

Cada ciudad tiene su ritmo particular, un pulso propio, fruto de los afanes, trabajos y anhelos de sus moradores y sus visitantes. Cáceres tiene el suyo, del que cada principio de mayo forma parte un torrente de música, tolerancia, comercio y fraternidad que llena las calles de su núcleo histórico. Tras una travesía del desierto que ha durado dos años largos, en la que ha habido un invierno perpetuo y en la que muchos fenecieron, la ciudad, amada y amante a partes iguales, fue recobrada este fin de semana gracias a Womad. Cáceres ha sido recuperada para quienes la sienten dentro. Sus espacios, al ser empleados para el noble oficio de los artistas, renacieron para la vida y se reconocen para lo más noble del ser humano: la fraternidad.

Cáceres ha sido recuperada para quienes la sienten dentro. Sus espacios, al ser empleados para el noble oficio de los artistas, renacieron para la vida y se reconocen para lo más noble del ser humano: la fraternidad.

No quiere decir que en esta recuperación no haya quien se extralimite. He sufrido al ver cómo energúmenos y energúmenas mingitaban en lo más recóndito y bello de la urbe. He visto destapes de teta y trota en el barrio de Santiago que se me han clavado en el corazón. He confirmado que una gran parte de los asistentes a los conciertos les importa más la ingesta de alcohol que el sonido que salía de darbukas y panderos en la lejanía. Pero también cómo Cáceres se transustancia en ese destino perfecto para el beso de los amantes en medio del sarpullido delicado que es la primavera vívida y vivida en la ciudad, perfectamente limpia cada amanecer gracias al esfuerzo de sus trabajadores públicos.

Me quedo sin duda con la música de Lizraz en la plaza de San Jorge, con el buen rollo de Canzioniere Grecánico Salentino, con la animación improvisada de Los Pirulfos de Barbaño… Con tantas cosas que han vuelto y que nunca debieron irse, y que ahora son patrimonio no solo de la humanidad, sino de nuestros corazones. Y eso es la poesía. Refrán: ¿Cómo estaba la plaza? Abarrotáaaaaaaa (Dúo Sacapuntas).