martes, 31 de enero de 2012

Ya tenía 'mono' de mercado franco

Una semana sin ir al mercado franco en Cáceres y ya tengo el 'mono'. La solución a este conflicto ha sido un bálsamo para miles de familias que ansían vestirse, comer, adornarse y ser felices en suma gracias a este mercadillo de los miércoles. ¿Y el daño que se hizo a los 'escaqueadores' profesionales del curro? Antes por lo menos, tenían una excusa: que tenían que comprarse algo de primera necesidad o para echarlo al puchero ese mismo día y, claro, había que ir a darse una vueltecita. A mí egoístamente, me viene fatal que se lleven el mercado a otro lado, por razones de proximidad. Pero la verdad es que soy adicto a sus ofertas, a sus jerseys dos por uno, a sus frutas... Un día fui y me llevé por un euro un kilo de pimientos que todavía me dura. ¡Y qué cebollas y puerros madre mía! ¡Qué diferencia con algunas mandarinas y naranjas, tristes y pochas, de algunos establecimientos, que dan hasta lástima verlas!

¿Y la ropa? A mí la ropa de mercadillo me sienta genial. Ni marcas ni tonterías de ésas. Está algo manoseada, pero tras un buen lavado y planchado quedan impecables. A veces los tenderos pegan unas voces que yo no sé cómo no se desgañitan, con unos pulmones increíbles, para anunciar ofertas que no se pueden rechazar.

--Juanjo, vaya pedazo de polo Ralph Lauren, que te has comprado...

--Que va, que va, si es imitación de mercadillo, fíjate...

Me alegro de la pronta solución al conflicto, porque esta cuesta de enero se estaba haciendo más cuesta en Cáceres sin este mercadillo popular. Mañana no falto. Refrán: Buey que no esté en el mercado, no es vendido ni comprado.