martes, 29 de marzo de 2011

Inauguraciones...

Estamos en tiempo de inauguraciones, que hoy afortunadamente finaliza. Ahora cada vez que un político va al baño lo inaugura y dice unas palabras sobre sus halagüeñas perspectivas de futuro. Lo hacen nuestros representantes, de todos los signos políticos, sin distinción. No se salva ni uno. ¿Piensan realmente que el personal no se da cuenta de que esta febril actividad tiene mucho que ver con la próxima cita electoral? ¿Creen que nos tragamos que se pueda ir, por ejemplo, desde Plasencia a Monesterio en una hora, a 110 como circulamos el común de los mortales? Esto de inaugurar e inaugurar es como un sarampión que sale cada cuatro años, un oasis en medio de la sequía habitual de ideas y la inoperatividad acostumbrada. A veces los que asisten a las inauguraciones aplauden sin saber muy bien sólo porque escuchan las palabras ´sinergia´, ´competitividad´, ´internacionalización´, ´mercados´, ´globalización´... Haced una alocución con esas palabras y tendréis el aplauso del respetable garantizado aunque no se haya dicho nada. Los ciudadanos son los clientes potenciales de estas auténticas ventas de humo. Hay pueblos estos días que se han inaugurado por entero prácticamente. La verdad es que podrían dejar algo para entremedio de las legislaturas. El resultado es que lo que se inaugura en estos días es poco creíble, aunque realmente sea importante. Y eso de visitar las obras antes de que finalicen me recuerda más a los tiempos del invicto Caudillo que a otra cosa. Los augures adivinaban el futuro viendo el vuelo de las aves a derecha o izquierda. Nosotros sabremos hacia dónde van en un mes más o menos. Refrán: Con las elecciones florecen las inauguraciones.