martes, 5 de marzo de 2013

Liturgias


Estamos en sede vacante. Tiempo de liturgias. No sé qué causa tanto interés de la elección de un Papa. Gentes que declaran públicamente que la religión les importa un pimiento estos días empiezan a hacer cábalas y a opinar sobre qué sería lo mejor para una Iglesia con la que no comulgan. Cada gesto cuenta y está medido al milímetro, como esa suerte de huída de Benedicto XVI a Castel Gandolfo en helicóptero, muy cinematográfica, casi sacada de una novela. Ahora tiene mucho interés si deja los zapatos rojo cardenal de becerro neonato y forrados de cabra neonata por unos marrones más austeros. Pero nadie habla del dolor inhumano que ha experimentado el padre de la Iglesia viendo a sus hijos enfrentados, manchados por los escándalos sexuales, las luchas intestinas, y unos problemas en el Banco Vaticano que poco tienen que ver con las enseñanzas de Jesús de Nazareth. ¿Cuánto habrá tenido que padecer este hombre para tener que dejar la cruz de su ministerio? Pero ahora nos volvemos locos leyendo y queriendo interpretar las profecías, como si fuéramos eruditos o estudiosos. Que si sale un Papa negro es el fin del Vaticano, que si se pone por nombre Pedro llegamos al último Papa... Nos preocupa la liturgia, pero estos sahumerios están exhalando azufre y nos hemos olvidado que quien tiene que llevar el timón de la Iglesia debe de estar cerca de los pobres y de los que padecen. Después de la fumata blanca nos olvidaremos de todo y seguiremos buscando a Dios torpemente, a veces en las iglesias, otras en los oropeles del Vaticano o en la capilla Sixtina, sin suerte, sin saber que Jesús está en todas partes, pero nunca donde el dinero, el poder o la vanidad del hombre. Refrán: A la iglesia por devoción y a la guerra por necesidad .