martes, 5 de febrero de 2008

ACTITUDES IRASCIBLES DE ALGUNOS CONDUCTORES

Esta historia me sucedió a las ocho y media de la mañana en una gasolinera camino hacia Mérida. Estaba repostando combustible y como el operario del surtidor se encontraba entretenido cobrando a otro cliente fui a pagar directamente en la caja. Cuando regresé a mi vehículo me encontré a un señor increpándome desde una fragoneta .

--¿Es que sólo trabajo yo hoy en España? ¡Tengo que llená la fragoneta y tienes tú que hacerme perder el tiempo!

El expendedor de gasolina se quedó tan estupefacto como yo y le respondió:

--Primero hay que pagar la gasolina, antes de echarla...

El tono crispado, la ira, la mala leche rezumaba la intervención de ese conductor, al margen de la respetable etnia a la que pertenecía. Yo le contesté:

--Queda mucho día por delante para comenzarlo tan mal...

Entonces dirigió sus increpaciones al gasolinero, que aguantó estoicamente los improperios del de los malacatones .

Otro día estaba una travesía en obras y detrás venía un conductor con mucha prisa. El apretaba el acelerador y hacía gestos de que yo acelerase. Le indiqué con el dedo la señal de limitación a 30 kilómetros hora.

Os aseguro que incluso desde el retrovisor se le veía la vena del cuello hinchada y una cara como de odio, un resquemor que se iba haciendo cada vez más intenso. El color de su cara pasó a rojo lívido, casi de congestión. Por supuesto, pegó un pitido brutal desde su potente Audi. Era un expolítico. Refrán: Hay mucho conductor que es el Cid Cabreador .