martes, 29 de septiembre de 2009

IMPRESIONANTE VIDEO DE UN OVNI EN GALICIA

La decisión valiente de Manuel Bermejo

Manuel Bermejo , empresario extremeño fallecido hace una semana, era una de esas personas en las que el amor al terruño estaba por encima de cualquier servidumbre mundana. Quería a su tierra y a lo que brotaba de ella. No ha podido disfrutar hasta el final de su año de gloria como Empresario Extremeño del 2009. Su desaparición me conmueve doblemente, puesto que fue una de las primeras personalidades que entrevisté cuando comencé en esto del periodismo. (La primera fue Roberto Iniesta , pero eso daría para una columna entera). Como muchos empresarios de su generación es un ´hombre hecho a sí mismo´ o un self made man que diría un cursi. No me gustan los elogios posmortem . Me parecen falsas hagiografías. Pero lo cierto es que él me explicó mucho sobre el mundo del tabaco. En alguna cena empresarial compartimos mesa y mantel mientras me contaba entre risas que su empresa tenía oficina en Madrid "para estar más cerca de la teta del dinero".

Hizo la ´hombrada´ de recomprar a los americanos la fábrica que les había vendido porque la llevaban al desastre. Podía perfectamente haber vivido de las rentas sin preocupaciones. Y encima adquirió la competencia para mantener los puestos de trabajo. Hace un par de meses, durante la que ha sido su última entrevista, me comentaba que se sentía capaz de abordar cualquier proyecto empresarial. Gente como ésta es la que hace falta en estos momentos de crisis, al margen de ideologías. Pero desgraciadamente son los primeros que se van. Refrán: Donde hay una empresa de éxito, una vez alguien tomó una decisión valiente.

domingo, 27 de septiembre de 2009

martes, 22 de septiembre de 2009

Leyendas urbanas

Siento una gran fascinación por las llamadas leyendas urbanas. Pensar que las alcantarillas de Nueva York están llenas de caimanes abandonados por sus dueños alimenta mis sueños literarios. Creo, además, que estas fabulaciones tienen en internet un terreno abonado para su multiplicación. Imagino que esta mitología hunde sus cimientos en hechos reales. Es lo que le pasó a Fred DeNegri, estadounidense que estaba disfrutando en su casa de Florida de una Pepsi dietética y se atragantó con lo que él calificó de "algo repugnante‡". Al final eso resultó ser, tras análisis oficiales, un sapo destripado.
Nuestro amigo vertió en el fregadero el contenido de la lata, pero no salió hasta que su esposa Amy, logró sacar una "cosa oscura". Las fotografías están colgadas en internet. El matrimonio llamó a control de venenos y a la administración federal de Fármacos y Alimentos, que recogió la lata y la llevó a analizar. Los resultados arrojaron que se trataba de un batracio. La compañía, por supuesto, insiste en los rigurosos controles de calidad en la producción de sus refrescos. Como buenos americanos, el matrimonio DeNegri quiere que la compañía les indemnice generosamente.
Y esto nos sumerge de nuevo en el mundo de las leyendas urbanas. ¿Es cierto que estas empresas te inundan de dinero si te encuentras porquería en sus productos? Yo sueño cada día con tener un asqueroso y fructífero encuentro con una rana que me convierta en un rico príncipe el resto de mis días tras un beso. Refrán: Mejor príncipe en palacio, que vida de batracio.

lunes, 21 de septiembre de 2009

¿Para quiénes escribimos cada día?

¿Para quién escribo? Me lo han preguntado mucho últimamente amigos, colegas y familiares. Sé que no escribo para el ejecutivo suficiente que hunde con gesto dinámico su llave en el coche de lujo. Ni tampoco para el prepotente avaricioso que se felicita a sí mismo por la inteligencia de sus acciones financieras. No lo hago para los hipócritas de palmada en la espalda y lengua afilada en cuanto desapareces. Ni para aquellos que se alzan sobre los demás hundiendo en el barro a sus congéneres. Ni para esa gente tan pobre que sólo tiene dinero en las entrañas.
Escribo, quizá, para aquellos que jamás me han leído nunca. En la confianza de que en algún momento una hoja de periódico llegue volando y se pose en el alfeizar de su ventana. Lo hago para quienes un día de aburrimiento el Google les mande a uno de mis artículos. Escribo para los que me ignoran consciente e inconscientemente. De uno en uno, o en legión. Escribo para todos aquellos cuerpos en los que mi palabra pueda posarse liviana como una pluma.
Y escribo también para todos aquellos que día a día mueren en la indiferencia de los demás. Para todos aquellos que sufren en silencio el desprecio de sus hermanos. Y para la mujer del pueblo que acude a la misa de nueve entre las brumas. Y para el jubilado del paseo de Cánovas al que le cae el sol a chorros y dormita en el banco. Escribo para lo que palpita en los corazones cuando se aman. Por todo eso escribo cada día. Refrán: Paráfrasis de Vicente Aleixandre con más o menos suerte, a los 25 años de su muerte.

Reflexiones en torno al Día de Extremadura

Es difícil reflexionar sobre el Día de Extremadura sin caer en la tentación de algún tópico sentimental sobre el terruño. Y me es personalmente muy complicado hacerlo puesto que no soy extremeño, aunque ahora cumpla casi dos décadas viviendo en esta tierra. Lo cierto es que la sociedad extremeña ha vivido una suerte de madurez, de auténtica mayoría de edad. Prueba de ello es esta próxima reforma del Estatuto de Autonomía fruto del consenso y de la suma de la inteligencia de personas en las antípodas ideológicas. Eso no quiere decir que no haya señoritos. No son los latifundistas de antaño, pero conservan los resabios autoritarios de épocas pasadas. También ha aparecido una nueva clase social al albur del poder político (de cualquier signo) que se sustenta agitando plumeros y tocando fanfarrias y trompetas a la llegada de los gerifaltes de turno, a los que ofrecen su hipersalivación. Nuevos problemas para nuevos tiempos, en una sociedad que sabe al menos lo que no quiere y que resiste el envite de la crisis con más arrestos que otras comunidades. Probablemente, porque aquí la crisis sea endémica. Extremadura es un pueblo que llora mientras canta, pero también un hervidero de gentes llenas de inquietud y con ganas de hacer cosas. Lo mejor de esta región son sus habitantes, por encima de leyes, estatutos y demás parafernalia. Me gustaría que un día la Medalla de Extremadura se la dieran al Pueblo extremeño. Aunque al ritmo que vamos cualquier día nos la habrán dado ya a todos. Refrán: Ay, Extremadura, campo de toros heridos que no cantan...

miércoles, 9 de septiembre de 2009

martes, 1 de septiembre de 2009

El hecho diferencial del café y el agua

Vacaciones en Barcelona: Gaudí, Dalí, Picasso, modernismo, arquitectura y algo de playa. No puedo poner ni un sólo pero al destino. Al final, el último café antes de tomar el AVE con destino a Madrid me abrió los ojos sobre un hecho diferencial que yo desconocía. Pedí un descafeinado en una cafetería del centro y la conversación fue la siguiente:

--¿Me pone un descafeinado?

--Aquí, el café lo ponemos de verdad o no lo ponemos. Y el café sólo se sirve con leche, cortado o solo.

Tras pedir un cortado, no sin cierto asombro, solicité una botella de agua mediana para consumir durante el viaje. Y ésta fue la respuesta:

--Aquí sólo tenemos un tipo de botella de agua. Si tuviéramos que tener una botella de agua para cada necesidad nos haríamos un lío. Como usted es de otro país no lo puede entender...

Entonces caí en la cuenta de que el problema era que el descafeinado, la botella mediana de agua y me imagino que mi castellano me habían delatado ante el amable camarero, que me puso los pies sobre la tierra.

Ahora siento muchísimo lo que hice. Me fui sin invitarle a un café a ese señor y charlar un rato con él amigablemente. Me largué sin cambiarle mi boina por su barretina. Me despedí con una frase hecha sin hacerle ver que charnegos o inmigrantes somos todos cuando viajamos. Que los extremeños que trabajan allí son legión. Que en una ciudad tan cosmopolita como Barcelona ese (mal)trato al turista es una auténtica catetada. Refrán: Manden unos, manden otros, los tontos siempre somos nosotros.