martes, 29 de diciembre de 2009

Una vida de ratas

Las ratas son más útiles de lo que creemos. Puede parecer un animal asqueroso y portador de enfermedades. Pero eso es en el primer mundo, donde las ratas están rollizas comiendo abundantemente de nuestras abultadas basuras. En Mozambique han sabido darles una utilidad hasta ahora desconocida, pues resultan muy eficaces en la detección de minas antipersonales. Claro que una de las dificultades que han encontrado los responsables del programa es el rechazo que también sienten los africanos por este gran roedor. Eso sí, el coste de limpiar un campo minado es mucho menor. Total, si estalla la mina lo que se pierde es una rata. Bueno, en realidad dos, porque como algunos cuerpos de seguridad, las inspecciones se hacen por parejas de ratas, según un protocolo así estipulado. Al parecer, la rata africana tiene un tamaño tan grande que se puede divisar a gran distancia y no se pierden en las inspecciones. Además, viven la friolera de ocho años, lo que también permite un entrenamiento mejor. Esta anécdota no es más que un reflejo de la diferencia entre mundos. Aquí, estamos intranquilos en cuanto nuestro frigorífico no está a tope o se nos estropea el DVD o el TDT. En Africa recurren a las ratas para solucionar un problema que deja mutiladas a miles de personas cada año. Minas y explosivos de guerras en curso o ya olvidadas arrebatan la infancia y la salud a niños que no tienen culpa de nada. Nosotros tenemos una gran responsabilidad en ayudarles y destruir estas armas que sólo propagan dolor y sufrimiento. Refrán: Cuidado con las ratas, por aquí hay un tío que las mata.