martes, 4 de diciembre de 2007

ODISEA NOCTURNA EN EL DEPÓSITO DE COCHES

Eres un monstruo. Te sigo todos los martes". Cuando escucho estas palabras siempre tengo la impresión de que algo malo va a suceder. Esto me lo decía de corazón un policía municipal en el depósito de vehículos de Cáceres. Yo iba a recoger el mío, retirado por estar mal aparcado entorpeciendo el tráfico en una intersección (sic). La mala suerte es que el Mégane aparecía con un pinchazo en una de sus ruedas. Un misterio. Las cosas empezaban a poner mal. Pero no era lo peor.
Los agentes me trataron amablemente. Era de noche e incluso me iluminaron para que pudiera cambiar la rueda. El problema es que las llaves del tapacubos y las de los tornillos no aparecían por ninguna parte.
Yo siempre las dejo en la guantera, aunque probablemente las metería en cualquiera de los mil cubículos secretos que tienen los coches ahora. También apliqué un reparapinchazos en espray. Pero fue inútil. Era una muesca profunda. Yo no recuerdo ningún bordillazo, pero estas cosas son así, algo inescrutable. Tuve que volver al día siguiente y que la grúa entrase en el depósito para después irme al taller. Ala, a soltar pasta. Con mi Renault 11 nunca pasaba nada. Y si pasaba abrías el capó y lo arreglabas como McGyver. Pero esa época pasó.
Me gusta tener seguidores en la policía local. No sabes de qué apuro te pueden sacar. Siento ser tan despistado y perder los tornillos habitualmente. Pero siempre que escucho un halago las cosas continúan francamente mal. ¿Por qué será? Refrán: Cuando te hacen halagos todo empieza a ir doblado.