martes, 28 de mayo de 2013

Salvado por la poesía


Un acto de generosidad ha propiciado que en mis manos caigan dos poemarios de sendos autores extremeños: José Antonio Zambrano y Santiago Castelo . En esta época incierta mis lecturas se circunscriben a prensa diaria y libros más o menos de consumo rápido. Pero Tonás de los espejos y Esta luz sin contorno me han hecho recordar lo importante que es un verso en estos tiempos de podredumbre. Zambrano ha sabido desnudar esa hojarasca retórica que acompaña muchas veces a los poemas y en sus sentencias rimadas esconde la sabiduría de quien se queda con lo esencial. Sus tonás hablan del hombre solo, rodeado por sus miedos más profundos. Es el temor del solitario ante las verdades agazapadas en su propio corazón. Hondura flamenca que bien podría ser la letra de cualquier soleá. Ambos autores tienen en común el amor por sus amigos, a los que dedican casi todas sus creaciones. Y tener tan buenos amigos es una suerte, a pesar del esplín que ambos comparten. Esta luz sin contorno es una gran añoranza de la juventud y la necesidad de que sobreviva la esperanza. La infancia perdida se evoca como territorio de versos ingenuos y el autor siente que se está reduciendo hasta convertirse solo en memoria, mientras en el espejo hay unos ojos implacables y testigos del paso del tiempo. Afortunadamente hay también su espacio para la guitarra y la admiración por Luis Landero como intérprete. Qué alegría volver a leer poemas, en este tiempo de golfos y aprovechados. Qué satisfacción saber que aún hay quien llega a su casa y escribe versos con tanta profundidad como estos dos paisanos. Mientras haya poesía no todo estará perdido. Refrán: De músico, poeta y loco, todos tenemos un poco