martes, 8 de mayo de 2012

La trastienda


La Trastienda (1975) es el título de una película mítica de Jorge Grau en la que los españoles pudimos ver por primera vez, aunque a través de un espejo, un desnudo integral, el de María José Cantudo . Y es que en las trastiendas sucede todo, o casi todo lo importante. En las ferias alimentarias suelo escribir las crónicas en la trastienda del estand de algún amable industrial, normalmente junto a barriles de cerveza, vasos de plástico y camareros entrando y saliendo con platos. En las trastiendas he escuchado los anhelos de los profesionales y también sus lamentos. Y es que la parte de atrás de todo tiene un qué sé yo qué que lo convierte en una suerte de bambalinas de teatro. En las trastiendas se comen los bocadillos tranquilamente, sin los agobios del 'face to face' del mundo de los negocios. En ellas se hace el verdadero balance de la feria y se sellan los acuerdos comerciales más fructíferos. Hasta he escuchado cómo tras una jornada de trabajo la máxima ilusión de un industrial era ir a montar en los coches locos de la feria. Ah, qué buenos momentos son los de las trastiendas. Los cortadores de jamón se secan allí el sudor, mientras los redactores rezamos para que el ordenador portátil coja cobertura 3G. Recuerdo hace ya muchos años, en una Feria de Zafra en la que la sala de prensa se convirtió en sala de lactancia y se calentaba la leche de los biberones de los niños. Ese año, se fue la luz, y estaba solo, ante un ordenador que fallaba una de cada tres veces que enviaba la crónica. Estuve a diez segundos de que las diez páginas que estaba enviando se me borraran. Tuve suerte. Es la intrahistoria de las ferias, desconocida, como lo que pasa en las trastiendas. Refrán: Mucho escaparate y poca trastienda no hacen buena la venta.