martes, 7 de septiembre de 2021

Somos agua 'my friend'

En vísperas del Día de Extremadura, nuestra jornada de afirmación regional, me gustaría poner la lupa sobre la belleza y posibilidades de esta tierra. El pasado sábado decidí conocer algunas de las piscinas naturales del norte de la provincia de Cáceres. Soy urbanita y, hasta ahora, prefería el aséptico y controlado espacio de las piscinas públicas, con sus avispas en manada y penetrante olor a cloro. He de confesar que mi criterio ha cambiado drásticamente este fin de semana. En Descargamaría la piscina natural se ha amoldado al terreno con una suerte de azulejos que recuerdan las construcciones de Gaudí. Hay sombra y una cascada que ríete tú de los spas más exclusivos… Los peces nadan a tu alrededor, lo que dice mucho de la calidad del agua. Es verdad que hay mucho musgo en las piedras y tienes que llevar un calzado especial … pero qué buena temperatura tenía. Después, en este peregrinaje serragatino, subimos a Robledillo de Gata, con menos de cien habitantes, pero de una armonía arquitectónica que satura los sentidos y llena de rincones con bares. Una pareja había elegido el municipio para casarse y se hacían las fotos de rigor con las cascadas del río Árrago al fondo. Aquello parecía un remanso de felicidad con el gorgoteo como banda sonora. Su piscina natural también era fantástica y con pocos usuarios y con un fantástico merendero. Somos agua, como decía el famoso Bruce Lee, aunque sea una minoría la que identifique nuestra región con la abundancia de este recurso. Terminamos la jornada en Torre de Don Miguel, cuya piscina natural nada tiene que envidiar a ninguna. Chiringuito perfecto, normas de seguridad sanitaria cumplidas a rajatabla, y una ruta de los molinos perfecta para estirar las piernas y agitar el corazón. A veces creo que estamos mejor así, sin que nadie nos descubra, porque el día que lo hagan se nos acabará este chollo.