martes, 27 de noviembre de 2012

Vuelven los porqueros


Ver los telediarios en estos momentos de crisis es como sufrir una tortura, por la retahíla de malas noticias. Pero no se crean ustedes que a las redacciones de los periódicos llegan muchos argumentos para la sonrisa. Lo que parece cierto es que estamos viviendo una vuelta a los orígenes. Y si no que se lo digan a los hermanos Viges , Luz y José Sánchez , de una alquería de Zamarra (Salamanca). Después de dejar atrás la aldea, tras acabar sus estudios, e intentar vivir en la ciudad, han tenido que volverse al pueblo para cuidar de 130 cerdos ibéricos. Luz, de 26 años, era peluquera, pero eso no le impide coger una vara para hacer que caigan las bellotas de las encinas y que los cerdos puedan alimentarse con ellas. Gracias a las lluvias es éste un año con mucha bellota. La otoñada es además especialmente hermosa estos días. El oficio de porquero se circunscribe a los meses de invierno y gracias a él los guarros no se meten en fincas ajenas. No sé si esta vuelta a los trabajos ancestrales es buena o mala. En este caso parece que sí, que es positiva. Porque los marranos se alimentarán de bellota exclusivamente y después, por san Martín, cuando pesen unos 180 kilos, valdrán un potosí. De ellos saldrán jamones perfectos y los hermanos, parados en la ciudad, tendrán ingresos para el invierno. La pregunta es: ¿Estaríamos dispuestos a pastorear cerdos si se diera el caso? Probablemente ya sí. No hay oficios ni actividades mejores ni peores que otras. Tenemos que quitarnos de la cabeza el 'chip' de señorito y saber que tan digno es un oficinista como el que trabaja en el campo. Algunos ya lo sabíamos. Otros se están empezando ahora a la fuerza a darse cuenta. Refrán: A veces, hasta un cerdo ciego encuentra una bellota