viernes, 5 de julio de 2013

Antología del error


El error, al menos en este país, tiene distintos tratamientos en función del apellido que lo acompañe. Personalmente, creo que el error, la equivocación, la metedura de pata, lo es sin más y hay que asumirla. Sin embargo, hay quienes se parapetan en distintos adjetivos para disimular. Por ejemplo, existe el error informático . Ese sirve para camuflar todo tipo de puñaladas traperas al ciudadano. Parece que cuando hay un error de este tipo todo es perdonable. Y lo curioso es que siempre beneficia a la administración, nunca al administrado. Está también el error humano , entonces todo el peso de la ley cae sobre el funcionario o la persona, condenándola al ostracismo. Está también el error de apreciación . Este es uno de los más curiosos porque es error o acierto en función de quien valore el asunto. También está el error de bulto , aunque en este caso es tan grande que no puede ocultarse. Igualmente, el error también puede ser de cálculo . Tal y como estamos de nivel general en matemáticas no me extraña que sea uno de los más cometidos. El peor de todos es el craso error . Se trata del error indisculpable. Este siempre lo cometen los demás, nunca uno mismo. Es interesante cómo hay auténticos profesionales del error. Son esos tipos a los que nadie les encarga nada en las oficinas porque claro "¡es tan despistado!"... Además, hay expertos en hacer ver los errores propios como equivocaciones ajenas y lo poco que hacen en algo importantísimo. Esos sí que son los peligrosos. Los que practican este innoble arte son los llamados 'trepas'. Ay, Dios mío, cuántos errores y cuánto nos cuesta reconocerlos. Refrán: Por sostener el error, se cae en otro mayor.