viernes, 11 de octubre de 2013

Presagios de una buena 'otoñá'

Después de 21 años cubriendo la Feria de Zafra tiene uno la sensación de que siempre ha asistido al mismo ritual atávico con pequeñas variantes. Pero este año algo ha cambiado con respecto a los últimos, tristes, anodinos y sin grandes esperanzas para el campo extremeño. Hay un repunte de alegría, leve, casi imperceptible, pero real, entre sus profesionales. Al final, después de todas las ruedas de prensa, en los recovecos del cerebro quedan indelebles imágenes de las tardes-noches en el hotel Huerta Honda, con los ganaderos envueltos en una sencilla alegría y comentando que ya hay pequeñas mejoras, que se hacen más y buenos tratos. Parece que ovejas y cerdos empiezan a percibir antes que nadie que esta larga y fría noche se acaba y que las lluvias de comienzo del otoño son preludio de una buena 'otoñá', por fin. Recuerdo noches gloriosas en las que unos cuerpos se fundían con otros en el baile para celebrar la vida. He visto a ganaderos haciendo tratos en la cafetería del hotel, con el fajo de billetes en la mano. Hacía tiempo que esto se había diluido en mi cabeza como si fuera un falso recuerdo, pero estos días he vuelto a ver el brillo de la esperanza en los ojos de la gente. Las subastas de ibérico prometen dar mucho de sí este año. Es verdad que ya se hacen muchos tratos viendo los animales por internet, pero --qué caramba-- Zafra es Zafra, y seguirá siendo una fecha señalada en el calendario del agro patrio siempre que sepan conjugar sus gestores la fiesta popular con una feria ganadera sólo para verdaderos profesionales del campo. Refrán: Quien va a la feria, lo cuenta a su manera.

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