martes, 30 de diciembre de 2008

Cenas de Navidad y cenas de empresa

Hay quien espera todo el año la cena de empresa y no toma alcohol porque quiere disfrutar sereno de ver al jefe haciendo aún más tonterías de las que realiza habitualmente. Los restaurantes cuelgan el cartel de 'completo' porque el ser humano --como los lobos-- necesita comer junto a sus congéneres para establecer lazos afectivos. Muchos tocan ahora la zambomba junto a quienes han jurado odio africano gracias al milagro de la Navidad, espejismo que dura lo que las corbatas atadas alrededor de la cabeza y los efectos del alcohol destilado en el torrente sanguíneo.
Mañana, a la noche, será la madre de todas las cenas familiares. Lo cierto es que por lo que dicen los servicios de emergencia de las grandes ciudades es la madrugada en la que en más trifulcas tienen que intervenir. Durante todo el año ha habido alguna excusa para no verse, pero en la cena de Navidad hay que compartir mesa y mantel. Y claro, de algo hay que hablar. Así,desgraciadamente afloran las rencillas, los resquemores, las vendettas, las herencias mal partidas y los agravios comparativos. Afortunadamente, esta situación no se presenta en todos los casos y lo más que hay que sufrir es a algún pariente pesado al que se le sube el champán a la cabeza.
Lo malo es que alrededor de la mesa, en la comunión familiar, siempre hay sitios vacíos y añoranza de los que faltan.
Mañana, a la noche, deseo que nazca en todos nosotros la mirada ingenua de un niño y podamos darnos amor como principal regalo. Refrán: La cena de Nochebuena a veces es un problema

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