martes, 13 de enero de 2009

Actitudes a la hora de pagar la cuenta

Siempre ha habido estilos a la hora de pagar la cuenta del restaurante tras una reunión de amigos. Lo que ocurre es que la crisis es como una lupa que agranda los defectos de los seres humanos. Desde que comenzó la recesión económica han aumentado las llamadas al móvil justo en el mismo momento de pagar. Entonces el colega de turno, que se había llevado la mano a la cartera, hace un gesto de impotencia y se larga al otro extremo de la sala, por aquello de la privacidad. En otros casos están los tragaldabas de turno, que, después de ponerse tibios de angulas a costa de la buena fe de los presentes, ponen cara de Bitter-Kas o de estreñidos y dicen que le han llamado del trabajo para un asunto urgente y desaparecen antes de que llegue la dolorosa .

Después está ése que siempre dice: "Esta te toca a ti, pero la próxima es mía". Y no le vuelves a ver el pelo en la vida. Los hay que hacen muchos aspavientos...

--¡No, no, de ninguna manera... que no, de verdad, que no!

Y después no se sacan la cartera de la chaqueta ni aunque les eches salfumán puro al bolsillo.

Los hay que te dicen que tienen mucha mano en el restaurante, que son amigos del chef y que ellos pagan todo. Cuando ven la cifra sobre el mantel se les cambia el color de la cara y preguntan: "¿A cuánto tocamos?".

Los hay que consideran que siempre hay que invitarlos. Normalmente son cargos públicos y creen que por su posición se merecen la cuchipanda. A esos se les ve el plumero a la legua. Refrán: Cuando pagues la cuenta no seas roña, tunante, que se dan cuenta y das el cante.

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