martes, 22 de agosto de 2017

Los ‘queridos verdugos’ de Badajoz

Hace unos días nos ha dejado Basilio Martín Patino, genio del cine documental español nacido en Lumbrales (Salamanca). En principio podíamos pensar que no existe ninguna conexión extremeña con este creador de mirada dulce y penetrante que dominaba el arte de la narrativa cinematográfica. En sus películas destacan Nueve cartas a Berta (1966), Canciones para después de una guerra (1971), Madrid (1987), o La seducción del caos (1991). Su último gran filme fue Libre te quiero, con la voz del cantautor Amancio Prada, sobre la revolución del 15-M de 2011. Sin embargo, entre todas me gustaría destacar Queridísimos verdugos (1977) en el que hace una disección de la España más oscura, más casposa y analfabeta de la mano de los últimos tres verdugos del franquismo. Uno de ellos era el pacense Antonio López Sierra, quien desgrana los intríngulis de un oficio lleno de mitos, pero del que habla con total desparpajo y naturalidad.

Dominar el arte del garrote vil no es moco de pavo. Y parece ser que Sierra fue el encargado de ajusticiar al militante anarquista Salvador Puig Antic en la modelo de Barcelona. En teoría otro verdugo pacense, Vicente López Copete, tendría que haber sido quien le diera la vuelta al tórculo, pero estaba expulsado del cuerpo de verdugos por estupro. Así que le tocó el marrón a Antonio López, quien montó mal el garrote y le causó a Salvador más sufrimiento que el habitual.

Copete vivía en Badajoz y se desplazaba allí donde requerían de sus servicios. Ambos hablaban de que no todo el mundo tiene la habilidad para dar esa última vuelta de tuerca que acababa con el reo. En fin, una pena que durante el franquismo se utilizaran a los menos formados y a personas casi borderline para lavar los trapos sucios del régimen.
Basilio Martín Patino dejó un testimonio único que es un pedazo de nuestra historia y que no podemos olvidar, sobre todo para no repetirlo.

Refrán: De alcalde a verdugo, ved cómo subo.

* Periodista

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