En la última edición del Salón Ovino de Castuera hubo muchos
momentos para la emoción, como la entrega del primer premio Francisco Aragón a
Juan Esquinas Balmaseda, natural de Cabeza del Buey y ligado al mundo del ovino
toda la vida, especialmente desde el impulso al cooperativismo. Sus sementales
Fleischaf tienen fama mundial.
Desgraciadamente su delicado estado de salud hizo imposible
que el ingeniero técnico agrícola estuviera para recoger el galardón, cosa que
hizo su hija sin poder articular palabra. Sin duda el mundo del ovino ha
experimentado un importante desarrollo gracias a profesionales como él, desde
la cooperativa Alanser y la presidencia de la Lonja Agropecuaria de Extremadura
entre 2006 y 2010.
No fue el único gran reconocimiento. En los corrillos del
Salón Ovino se barruntaba una noticia, que llegaba de boca de su protagonista:
Diego Albardonedo, factótum de los Ovinos Precoces del país, anunciaba que el
actual sería su último Salón Ovino. Albardonedo, la voz ajada y nasal más
característica de las subastas de ovejas de España, se jubila.
Realmente nos deja alguien en el que todos los profesionales
encuentran siempre interés y respuesta a sus preguntas. Le conozco desde mis
primeras entrevistas en la Feria de Zafra y la Agroganadera de Trujillo. Hay
fotos históricas de él con unas gafas de pasta que ahora nos parecen muy
singulares. Siempre ha sabido explicarme la realidad del sector con mesura y
análisis certeros. Le he pedido que en la próxima feria de Zafra me enseñe a
distinguir las distintas razas de ovinos precoces. Seguro que, aunque soy muy
torpe, al final conseguiré reconocerlas.
Como él muchos ganaderos, productores, mayorales y técnicos
luchan cada día por elevar la calidad de la producción ovina regional, la
mayoría de forma silenciosa y callada. Son nuestros héroes cotidianos. Refrán:
Cordero que bala, bocado que pierde.
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