martes, 29 de mayo de 2018

Te recuerdo Florentina

Todo el mundo debería volver a casa después de ir a trabajar. El trabajo no debe entrañar nunca poner en peligro tu vida, ni la de los demás. El trabajo no dignifica, como decía mi tía-abuela Carmela, maestra nacional en la república. El trabajo no nos hace libres, como se podía leer en el frontispicio de los campos de concentración nazi.

El trabajo es simplemente un intercambio, de esfuerzo, de talento, de actividad... por dinero para vivir, no para morir. El trabajo no es una suerte, una bendición divina, ni algo por lo que matar, mentir o prostituirse. El trabajo es, ni más ni menos, que un derecho recogido en nuestros más altos textos normativos. Por eso, cuando alguien va a trabajar y no vuelve, cuando el trabajo no sirve para ganarse la vida sino para perderla, no es trabajo... es un gran engaño.

En mi pensamiento tengo a José María Sánchez Tejeda (56 años) que falleció la semana pasada mientras trabajaba en un edificio en Madrid. Pienso en él, que fue al tajo y no volvió. Pienso en su mujer, Florentina Arroyo, y en sus dos hijas, que recibieron una llamada de teléfono que les cambió la existencia para siempre. Pienso en todos los obreros que diariamente se juegan la vida en obras. Muchos la pierden. Es cierto que cada vez menos. Pero en esta crisis económica cuando se trata de abaratar costes de lo primero que se tira es de la supresión de medidas de seguridad. Y que no me cuenten milongas.

Era la tercera semana de José María en Tygma, subcontratada para vaciar un inmueble. Fue el lunes a Madrid a trabajar. Como buen chinato era un excelente albañil. No regresó de la capital. En cinco minutos -como en la canción de Víctor Jara Te recuerdo Amanda- quedó sepultado por un derrumbe del edificio.

Ahora vendrán los sindicatos, el toma y daca entre la constructora, las subcontratas y demás miserias hasta que José María se convierta en un dato más, en una estadística, y solo queden las eternas lágrimas de Florentina como testimonio amargo de los que fueron a trabajar y no volvieron jamás.

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