martes, 3 de julio de 2018

El dinero del fútbol

Tras la derrota el domingo de la Selección Española en el Mundial de Rusia invaden a la ciudadanía sentimientos de rabia, búsqueda inmediata de culpables, frustración… Comienza la caza de brujas entre entrenador, cuerpo técnico y jugadores por una participación mediocre, precedida del escándalo y con una calidad de juego discutible. Sin embargo, no nos paramos a pensar sobre otros aspectos de esta realidad que deberían indignarnos aún más.

El primero es el dinero que mueve el fútbol. Es cierto que el pago a los servicios debe ir en función del talento y la responsabilidad. Por eso creo que los contratos millonarios deberían tenerlos los investigadores, los médicos y personas que se dejan la vida por mejorar nuestras vidas en laboratorios, buscando vacunas o soluciones médicas, sin el reconocimiento de la masa. Ésta parece más preocupada de Messi y Cristiano Ronaldo que por quienes investigan sobre el cáncer o las enfermedades raras. Algunos jugadores ganan 35 millones de euros al año. Es una cifra que me parece inmoral a estas alturas de partido. El caso es que el fútbol genera esos beneficios. Los contratos por los derechos de retransmisión de partidos de liga o del propio campeonato del mundo marearían a cualquiera. Muchos clubes forman a jugadores en sus canteras para después traspasarlos también ganando dinero a mansalva. Hay jugadores que ganan tanto que cuando defraudan a Hacienda se trata de cantidades astronómicas. Ellos en los juicios se limitan a contestar aquello de «No sé, eso lo lleva mi padre o mi mánager. Yo solo me dedico a jugar».

Mientras tanto, en el público, en los hinchas y en los seguidores se sigue cumpliendo aquello del ‘pan y circo’ de los romanos. Nos dan un entretenimiento que al sistema le reporta grandes beneficios, a nosotros nos atontolina y, mientras, unos pocos se lo llevan calentito. Y los equipos modestos siguen sin levantar cabeza. A ver si el Extremadura este año nos da la sorpresa. Refrán: De fútbol y medicina todo el mundo opina.

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