martes, 11 de diciembre de 2018

Talibanes de las palabras

Hace escasas fechas, a la pregunta de qué tal estaba respondí con un cordial y educado «muy bien, gracias a Dios». Sin embargo, mi contestación fue afeada en público por uno de los presentes, que se sentía ofendido porque yo había mencionado a Dios. «Bueno, gracias a lo que sea...», dije para salir del paso y no provocar una discusión estéril y que podía llevar a que la reunión discurriese por cauces menos agradables.

Ya en casa estuve reflexionando sobre lo talibanes que nos hemos vuelto con determinadas posiciones ideólogicas y religiosas. Lo cierto es que decir «gracias a Dios» o despedirse con un «adiós» es simplemente una herencia de nuestra cultura cristiana, nos guste o no. Los mismos talibanes que se llevan las manos a la cabeza se hacen regalos en Navidad y son los primeros en ponerse a bailar en las fiestas patronales de sus municipios, que tienen en su gran mayoría la advocación de un santo o de una Virgen.

Creo que no estoy haciendo proselitismo religioso ni imponiendo a nadie un credo si digo «gracias a Dios», sin embargo, los intolerantes no dejan pasar una. Un ejemplo ha sido la última petición de la organización Personas por el Trato Ético de los Animales (Peta) que solicita cambiar los refranes en los que se citan animales, por considerarlos al mismo nivel que los de contenido racista, homofóbico o discriminatorio hacia las personas.

Así, según ellos, ya no se puede decir «Coger el toro por los cuernos» y nos proponen «Agarrar la flor por las espinas». Otro ejemplo: Sustituir «Matar dos pájaros de un tiro» por «Alimenté dos pájaros con un pan». La verdad es que se trata de un desvarío total y un daño al idioma monumental, que atenta contra la médula del conocimiento popular que son los refranes. Estos en ningún momento, salvo contadas excepciones, tratan de humillar o hacer daño a los animales. De prosperar esta idea estaríamos tocando fondo. Refrán: Los del Peta se han fumado un idem.

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