lunes, 16 de agosto de 2010

Camino del paraíso

Cuando ustedes, amables lectores, estén leyendo estas líneas yo ya estaré camino del paraíso. Llevo todo el año pensando en este tiempo sin obligaciones laborales, sin móvil sonando a todas horas, sin más actividad neuronal que preocuparse por los besos entre Iker y Sara , rozando en ocasiones el encefalograma plano... Y mi destino está en una playa de moda donde colocar la sombrilla es un auténtico milagro entre los miles de cuerpos sebosos y embadurnados de bronceador. El paraíso incluye un lejano chiringuito donde hay que pedir la vez para lograr una tapa de paella escasa y servida a trompicones. Entonces llamas a tus amigos que están en Cáceres y les cuentas lo güay que es estar de vacaciones, omitiendo la caravana de llegada a la playa, la arena que se te mete en el tuétano y la picadura de la medusa que te dejó una urticaria en la piel. Y ellos empiezan a contar los días, soñando con esa quimera que sucede una vez al año, conquista social de la sociedad del bienestar. ¿Lecturas? Sí, aparte de la edición digital de EL PERIODICO, quizá alguna revista de esas de ´fantasmones´ que relate las peripecias de Iker Jiménez investigando las líneas de Nazca. Algo suave para un cerebro que entra en stand-by . Las vacaciones son auténtico ´estado zombi´, una muerte en vida, un adormecimiento de las alertas vitales.
Mientras tanto, el paro, la crisis, los desmanes y la corrupción seguirán. Y los que estamos de vacaciones viviremos el espejismo de que no pasa nada. A la vez, cinco millones de parados --que no se van de vacaciones-- afilan sus cuchillos pensando en el 29 de septiembre. Refrán: Si no quieres estresarte viaja a ninguna parte.

No hay comentarios: