jueves, 28 de diciembre de 2006

EL AMOR BUSCA LUGAR DONDE MORIR

No es una pregunta nueva. No es el cotilleo de moda. No hablan de ello en el Tomate . Pero a mí me gustaría saber a qué lugar se ha ido el amor. Y por qué mi casa se llena de ausencia tras tu adiós. Por qué el otoño es más otoño sin tus besos suaves. Quiero saber en qué lugar el amor ha decidido esperar a la muerte. Para darle mi despedida y las gracias. Y es que, señores, no nos engañemos, el amor --si no lo remediamos-- va a morir un día de estos. No lo publicará el periódico. No hará una entrevista en prime time y cobrará la exclusiva. Se irá en silencio, como vino. El amor agoniza hoy en día en los platós de televisión convertido en detritus memorable. Enamorarse es ahora una forma de darle a la máquina registradora, es mercadeo barato y chalaneo de feria. El amor agoniza con cada víctima de la violencia de género. Y nada parece detener este río de muertes absurdas. La entrega generosa y desinteresada a una persona es una rara avis , en extinción, un albatros a punto de fenecer ahogado por el petróleo grasiento de nuestras almas oscuras, en la nublada playa del fin del mundo. Hay que aprender de nuevo a hablar. Comencemos un lenguaje nuevo en el que podamos reconocernos sin herirnos, en el que podamos besarnos con palabras. Algún día hay que nacer de nuevo. Por eso abjuro de esta casa vacía, de estos labios estáticos, de esta muerte cotidiana. Y deseo que el amor resucite y vuelva a llevarme entre sus brazos inquietos. Refrán: Ay amor, si mueres llévame contigo, que quiero que seas en invierno mi abrigo .

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