jueves, 28 de diciembre de 2006

LA METAFORA DE LAS BABOSAS

Ha sido éste un buen año para las babosas. Cuando todas las mañanas voy desde Nuevo Cáceres a Doctor Marañón me encuentro las aceras llenas de este animal inútil y dañino. Sólo dobla la cerviz y deja un rastro de baba a su paso, siempre a nivel del suelo, devorando el pasto que encuentra a su paso. Los caracoles, por ejemplo, son más simpáticos y producen una sustancia antienvejecimiento con la que regeneran su concha. Las babosas no. Sólo esa baba maloliente y absurda. Son además esta temporada de un tamaño considerable porque su cuerpo es un 80% agua. Las lluvias han conseguido que las babosas se inflen de forma impresionante. Son peligrosas porque las pisas y te pegas un resbalón y te matas sin remedio por culpa de ese líquido viscoso que sólo sirve para que la babosa se arrastre sin dificultades por las aceras. Además, la baba de la babosa contiene información para la babosa que viene detrás. ¿Lo sabían? A veces funciona como cola y en otras ocasiones como fluido y así van dejando mensajes para otras congéneres. Las babosas son hermafroditas y tras la cópula las dos quedan preñadas. También se las llama limacos y se aconseja retirarlas manualmente cada dos noches cuando han infestado un huerto de hortalizas. Cuando un hombre es muy pesado en sus requerimientos amorosos con una mujer se le llama baboso . Hay una infección. Están ahí, acabando con todo, pero nadie se atreve a pringarse con la baba. El que tenga cerebro, que entienda. Refrán: No veas la vida color de rosa. ¡Siempre puedes pisar una babosa! .

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