jueves, 28 de diciembre de 2006

SEÑORES, HOY ES EL GRAN DIA

Hoy es el gran día. He limpiado el apartamento. Incluso he llevado el coche a lavar. Me he acicalado como nunca. Barba rasurada. Pelo corto. Cejas dibujadas. Hoy, después de mucho tiempo la clavaré. Por eso me arreglo tanto. Los peces del acuario tienen comida para una semana. No me preocupan. La cocina ha sido limpiada con todos los productos imaginables. El piso huele a limpio. No hay duda: hoy la sacaré de su funda, tras casi un año. Todos los augurios me son favorables. Atrás quedan días de tedio y desamor. De desamparo absurdo y desmedido. De soledad agazapada tras las ventanas de la Ronda del Carmen. Esa es mi vida y la de muchos. Aguardar un momento de esplendor y placer que se ha añorado mucho tiempo. Hasta he tratado de adelgazar y me he dado muchas caminatas por las zonas de nueva construcción de la ciudad. Allí, sin testigos, solo bajo el solano, he sonreído pensando en lo maravilloso de este momento inminente, cuando la saque ante esos cuerpos semidesnudos y me sienta, por una vez, el rey del mambo. Y lo haré ante todo el mundo. Sin vergüenza, sin complejos. Porque yo lo valgo, como dice el anuncio. A mi lado veo también cómo la empiezan a sacar otros como yo. Es la competencia feroz. Todo está lleno de cuerpos desnudos, voluptuosos y apetecibles en su mayoría. Todos pugnan por sacarla rápidamente. También en ellos hay ansiedad. Es lógico. Después de un año de eterno otoño urbanita, hoy, por fin, vuelvo a clavar la sombrilla en la arena de la playa. Refrán: Vaya, vaya con la playa.

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