jueves, 28 de diciembre de 2006

UNA MARBELLA DE SAINETE

Hoy no voy a contar un cuento, como en días pasados. Pero hablaré de una realidad que supera con creces la ficción. Cuando era pequeño me gustaba leer la cartelera de cine en el Abc. Los títulos, en aquel momento de inicio de la democracia, me hacían gracia: El fontanero, su mujer y otras cosas de meter , El fascista, la criada y su hija desvirgada , Caray con el mayordomo ¡qué grande tiene el maromo! ...
De ahí, sin duda, procede mi querencia por el pareado fácil. Aquellas películas eran una especie de sainete burdo (las vi después, con mayoría de edad ¿eh?). Parecían un vodevil en el que los personajes eran un topicazo detrás de otro. Nunca pensé que en la vida real se daban estas situaciones, pero en Marbella, en la Andalucía de mis pecados y recuerdos, se están desarrollando.
Analicemos: Un camarero se convierte en el amo del cotarro tras derrocar a un minidictador local. Es un títere, además, de un cerebro en la sombra con una casa de los horrores decorada a base de talonario. Su mujer --la del camarero-alcalde-- despechada por sus amoríos con una folclórica empieza a hablar en las televisiones de bolsas de basura llenas de dinero. A la folclórica le salen trapos sucios por todas partes: desde una relación con una periodista para trincar dinero hasta un hijo al que filman en la casa de Madame Claude . Lo cierto es que los escritores ya no necesitan irse a la montaña a inspirarse. Sólo tienen que poner la televisión. La avaricia de la alta sociedad es un montón de detritus donde se revuelcan los señoritos. Refrán: ¡Ay, Marbella, tan corrupta y tan bella!

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