jueves, 28 de diciembre de 2006

FENOMENOS PARA ANORMALES

Mis familiares me contaron una vez la historia de un viejo panadero de El Pedroso --pueblo sevillano, cercano a Azuaga-- que cuando se levantaba para ir a hacer pan veía de noche junto al pozo el espíritu de aquellos que iban a morir ese día. Mala habilidad la de este hombre que sabía con antelación destinos tan trágicos.
--¿A quién has visto hoy?, le preguntaba su mujer cuando le veía meterse en la cama con el rostro desencajado. El callaba.
Nadie dudó nunca de la facultad de este panadero, que conservó hasta su muerte. Nadie le hizo una entrevista en el NO-DO, ni en la radio. Era respetado.
Por eso me jode tanto bombo cuando Extremadura salta a los medios de comunicación nacionales gracias a pantarujas de Alburquerque, visiones de ovnis en Las Hurdes y toda esa fanfarria que sólo sirve para ahondar más en la imagen del subdesarrollo de forma gratuita.
Recuerdo una especie de invocación ovni en Los Barruecos, hace muchos años, que fue de risa, con todo el mundo con las manos cogidas en meditación.
--Siento una presencia... Una vibración... ¿Estáis con nosotros?, decía un supuesto contactado con voz de estar poseso.
Ya me gustaría a mí fotografiar ovnis hurdanos o hablar con el espíritu de la mora en la ciudad monumental de Cáceres. Pero es que, de momento, no lo he conseguido. Peor lo tuvo el panadero, que el último día de su vida, al ir a hacer el pan vio su propio espectro junto al pozo y supo que le había llegado la hora. Refrán: Con los fantasmones no nos toquéis los aldabones.

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