jueves, 28 de diciembre de 2006

LA PLAYA DEL ´SOBACO NEGRO´

Cuando me dijeron que Islantilla era la playa del sobaco negro no entendí bien el motivo. Este verano he podido comprobarlo. Me pasaba el día saludando cacereños, con el brazo levantado y, claro, al final el sobaco acaba poniéndose tan moreno como el resto del cuerpo. ¡Qué curioso! Cada vez que una pelota llegaba a mis pies yo la devolvía, y me encontraba a un periodista, un banquero o un ganadero al que alguna vez puse la grabadora. Afortunadamente, parece que me recuerdan con cariño. Yo era consciente de mi elección playera, pero no pensé que iba a ver a tantos conocidos en Huelva. Impresionante fue cuando mientras tomaba con otros amigos unas gambas en unos toneles empezaron desde el tonel de enfrente a gritar: --¡Cáceres, oé, oé, oeeeé! Al final resultaba que eran compatriotas que al reconocernos nos saludaban amablemente como si se tratara de un partido de fútbol. Eran primos de no sé quién, pero medio parientes de quienes me acompañaban, o algo así. En Sevilla, tuve un déj vue en el Ikea. Andaba por sus pasillos, absorto entre sus muebles y con la cinta métrica en mano. De pronto, creí que estaba en el Eroski. ¡Hasta 5 cacereños estaban a mi lado! No sabía si estaba viendo muebles u ofertas de latas y suavizantes del tipo 3x2. Era una sensación extraña, estar ante varios cacereños en bañador, en Castilleja de la Cuesta, como una visión de este otoño que se acerca sin piedad. Refrán: En la playa del ´sobaco negro´, todos los gatos son cacereños .

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